No se preparaba porque pensaba que el colmo del narrador oral era la pura improvisación del momento.
Cuando se levantó de la cama , aquella la mañana, supo, sin la menor duda, que iba a tener problemas con la actuación.
Afortunadamente disponía de lápices de colores, acuarelables! je je
Plazoleta de Hurtado de Mendoza, comunmente conocida como Plaza de las Ranas, por la fuente que allí hay
Subiría lentamente al estrado, daría uno o dos golpecitos en el micrófono, devolvería la mirada al público, implorante, y diría:
- Ahhgggg ... aaaahh ...
Pues aquella mañana me levanté afónico y aunque le pedí a a un amigo que subiera conmigo y contara, por mí, esta triste historia, tan improvisada por la vida, que ahora les transcribo; finalmente .... no me atreví.
En silencio, con la cabeza gacha, continué dibujando y pintando.
Saludos a Rafa y Pedro, y a todos los participante sen el Maratón de Iustradores
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